Hay canciones que logran convertirse en un refugio, en un espacio al que volver cuando necesitamos comprendernos o, simplemente, sentirnos acompañados. Una de ellas es Entre mis recuerdos, interpretada por Luz Casal, incluida en su disco Como la flor prometida (1995). Un tema que, con el paso de los años, ha trascendido lo musical para convertirse en un emblema de sensibilidad, duelo y resistencia emocional.

Luz Casal, nacida en Boimorto (La Coruña) en 1958 y criada en Asturias, siempre supo que la música sería su camino. Tras formarse en piano, canto y composición, se trasladó a Madrid en 1977 y comenzó una carrera que pronto la llevaría a convertirse en una de las voces más reconocibles de España. Desde sus primeros pasos en el rock y el pop, pasando por canciones vibrantes como Rufino o Loca, hasta baladas icónicas como No me importa nada, Luz ha sabido construir un estilo propio en el que la emoción siempre ocupa el centro.
Sin embargo, Entre mis recuerdos ocupa un lugar especial en su repertorio. La canción nació en un momento de dolor profundo: la muerte de su padre. Tal y como la propia Luz ha contado en entrevistas, escribirla fue una forma de desahogo, un intento de transformar la pena en algo que le devolviera lo mejor de la relación con él. La letra, impregnada de melancolía, se convierte en un viaje hacia la infancia, hacia la inocencia perdida, pero también hacia la fortaleza que surge de las lágrimas.
Aunque en los créditos aparecen Albert Hammond, Carolina Cortés, Holly Knight y la propia Luz Casal, fue ella quien la interpretó desde su vivencia personal, dotándola de una verdad que traspasó fronteras. De hecho, Hammond contó en una entrevista cómo Luz, al visitar Los Ángeles, se enamoró de la canción y la hizo suya, logrando que adquiriera una nueva dimensión. Su voz cálida y elegante convirtió esos versos en un himno íntimo que muchos hicieron propio.
El éxito no tardó en llegar. Entre mis recuerdos se convirtió en uno de los temas más queridos por el público y la crítica.